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sábado, 7 de enero de 2023

Capitulo Veinticinco






 —¿Quieres besar a Andy?

Me puse de pie y Andy también. Me gire y la luz del sol me cegó un poco, pero lo sabía Tom me miraba enojado.

—¿Adela?

Tenía muchas cosas que decirle, y que reclamarle pero sabía que no podía reclamar nada, no después de mi más reciente declaración.

—Tom, pensé que estabas en Berlín.

—Lo estaba, pero ¿Ese es el motivo por el cual quieres besar a este?—Señaló a Andy con la cabeza y él maldito sonrió de oreja a oreja.

No respondí, y él no dijo nada, ningunos de los tres dijo nada pero aún sin mirarlo sabía que en el rostro de Andy había una sonrisa dibujada.

—Creo que tienen mucho de que hablar—Andy se plantó enfrente de mi y me sonrió—Nos vemos después Adela.

Se acercó a mí y besó mi mejilla sin importarle que Tom estuviera ahí. Tom no hizo nada, se limitó a mirar la escena.

—Hasta luego Tom.

Pasaron un par de minutos, antes de que Tom hablara.

—¿Y bien?

Me senté en la banca y suspiré. Me sobe las sienes con los dedos y mire a ver a Tom.

—Te amo—le dije, mirándolo a los ojos—Pero estos últimos meses también he tenido sentimientos por Andy.

—¿Estás dudando de nosotros?

Tom se sentó a mi lado y nuestras manos se encontraron la una con la otra. Me dolía aceptarlo pero si estaba dudando, él se había ido a Berlín sin decirme nada.

—Creo que este es un mal momento para decirte que mi familia y yo nos trasladamos de manera oficial a Berlín.

No dije nada, pero supongo que de alguna manera mi silenció confirmaba eso de que no era un buen momento.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—No lo sé, supongo que porque yo ya sabía lo de Andy.

Mire a verlo, no parecía molesto. No como yo imaginé.

—Adela, mi padre quiere que haga el último curso de la preparatoria en Berlín y luego la universidad para poder trabajar en sus empresas, además que necesita a toda la familia en Berlín para apoyarlo en su carrera de político.

—¿Y por qué estás hoy aquí?

—Tenía que decírtelo en persona. Y yo no quiero terminar está relación, pero no sé qué pensar, no sé si lograremos que esto funcione o si quieres continuar la relación. 

—¿Y porque piensas que no?

—Andy ya te ofreció consuelo y al parecer tu quieres ser consolada por él.

—Eres un imbécil Tom.

Permanecimos en silenció.

—Quiero pensarlo, y no es por Andy—me apresuro a aclarar—Es solo que no puedo creer que no me dijeras nada de la mudanza hasta ahora.

—¿Y cuánto tiempo necesitas para pensarlo?

—No lo sé.

—Solo estaré hasta la noche, y después regresaré a Berlín.

Me puse de pie.

—Adela—Tom también se puso de pie, pero yo empecé a caminar—Espera…

—Tom yo también tengo algo importante que decirte, pero no sé por dónde empezar.

—¿Qué es?

Lo miré una vez más a los ojos y entonces supe que era el momento.

En mi mente mi voz se hizo eco con las palabras.

—Yo soy Daniel.

Pero mi boca no pudo emitir ningún sonido, y él seguía mirándome esperando que le contará .

—No, no es importante, bueno si lo es pero…

—Adela solo dímelo.

—No vale la pena.

Caminé hasta mi casa y él caminó a mi lado sin decir nada .

—Lo que tenías que decirme, ¿Está relacionado con Andy?—negué con la cabeza—¿También lo quieres? 

—No puedo responderte, me siento confundida.

—Adela, yo no quiero terminar.

—Nunca he hablado de terminar.—me detuve ante la puerta de mi casa—Si yo te quisiera un tiempo, ¿Lo aceptarías?

Me miró temeroso un par de segundos y asintió suavemente con la cabeza.

—¿Es eso lo que quieres?

—No sé.

Me abrazó y acarició mi cabello.

—Yo también te amo, incluso aunque tengas sentimientos hacia Andy se que lo que sientes por mi es más fuerte.

Se separó de mí.

—Pero yo—desvío la mirada y luego volvió a mirarme.—Adela. Yo si necesito un tiempo.

Aquello me tomó por sorpresa, me quedé sin habla por un par de minutos que a él se le hicieron eternos.

—Y también quiero seguir en contacto contigo, por qué de verdad te quiero pero no sé cómo llevaremos esto de la distancia.

Mi silenció continuó por varios minutos más.

—¿Estás bien?

—No, yo necesito estar sola.

—No, espera…—Negué con la cabeza son poder verlo me gire en dirección a la puerta de mi casa, con Tom siguiendome.—Si no estás de acuerdo, podemos hablarlo.

—Necesito estar sola.

Mire a verlo antes de entrar a mi casa y cerrar de un portazo.

Camine muy rápido rumbo a mi habitación, antes de que la tía Simone y Bill me vieran entrar y me encerré a llorar.



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