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sábado, 7 de enero de 2023

Capitulo Veinte

Luchaba contra mí misma, quería hablarle a Tom y a la vez no me atrevía.

Mire a todos lados ya no había mucho que hacer, la casa y mi habitación estaban ordenados y ya había almorzado, galletas estaba
acostado con la cara en mi estómago, le acariciaba su pelaje y buscaba una forma de evitar pensar en Tom y en hablarle.
El timbre de mi teléfono sonó y sin ver quien era conteste muy emocionada.

—Tom.
—No soy Tom. —Se me quito la expresión y la sonrisa del rostro.
—Andy cuelga, estoy esperando una llamada importante.
—La de Tom, si ya lo sé, pero sé que ahora mismo estás en tu cama acostada, aburrida pensando en no sé qué. Así que se me ocurrió
algo.
— ¿Qué se te ocurrió?
—Ya sé que cumples años el jueves, pero me gustaría darte un regalo de cumple años adelantado.
— ¿De qué hablas?
—Bueno la verdad es que si, sin ese tarado igual nos aburrimos Georg y yo, pero que te parece si
bueno…si…
—Si ¿Qué?
— ¿Te gustaría salir conmigo? Bueno en un plan diferente sé que me odias y eso pero…
—Si está bien.—¿Qué acaso yo dije eso? No me di cuenta, no, no yo no…
—Paso por ti como eso de las tres de la tarde.

Colgó y ya no le pude decir nada, solo esperaba que no ocurriera nada desagradable, no nos
llevábamos muy bien, pero ya que intentaba ser atento conmigo, pues entonces se lo permitiría.
Continúe así en mi cama aburriéndome y a Tom nada mas no se le ocurría hablarme, tanto que me quede dormida sin darme cuenta.
Aunque lo justificaba porque me la pase toda la tarde ayudando a mi tía y la vecina me encargo
a sus hijos por unas horas, ó sea que igual estuve de niñera.

—Tom—Fue lo primero que dije, y esta vez sí atine era él.
—Adela, —Dijo el con esa voz tan propia de él, esa que siempre usa para seducir a las personas.
— ¿Qué tal tu día?
—Horrible.
— ¿Por qué?
—Lo único bueno que me ha pasado es tu llamada.
— ¿Y lo demás? ¿No han salido a algún lado?
—Pues no aun no, ya vez que la mayoría esta con su familia.
—Oye mi padre me odia, —Se quedó callado, yo igual—No podré ir a lo del jueves, pero sabes
tratare de escaparme, según que el jueves tiene una cena con un político importante y ya sabes que
ahora se le metió esa idea de comenzar una carrera como político y pues la verdad no sé si
pueda ir porque debe de estar toda su familia, pero te juro que me escapare un día de estos y voy a ir a verte.
— ¿Enserio?
—Sí.

Estuve platicando mucho tiempo con el hasta que mi tío interrumpió, pero después de que cene otra vez me colgué de mi teléfono hasta que murió a causa de no tener mucha carga. Dormí
muy bien después de hablar con Tom. Sentía que cada día lo quería más. Pero incluso sentía que
Daniel iba cobrando vida propia, no sé cómo decirlo pero él estaba ahí, al igual que yo, existía y era amigo de Tom.

[~]

Andy paso a buscarme a las tres y media de la tarde como dijo, y no obstante de que ya le
había dicho a mis tíos él fue y también les dijo, lo cual me preocupaba porque a mi tío le parecía muy bien como novio para mí. Aunque igual y no dije nada.

— ¿A dónde se supone que vamos a ir?
—Ya lo veraz.

Estábamos en su coche, más bien el de su padre él iba manejando, mientras yo veía por la ventana, el ambiente era agradable el aire estaba lago fresco pero no llegaba a ser helado, y el día no era muy caliente, el sol estaba en
un punto que no lastimaba demasiado con sus rayos brillantes. Durante el camino platicamos de cosas sin importancia, del clima y de esas cosas de las cuales hablamos solo cuando estamos incomodos o porque no tenemos nada que decir. Andy se estaciono, en un estacionamiento por
obvias razones, se escuchaban ruido entonces mire bien y estábamos en una feria, había niños corriendo por todos lados y la verdad es que me emocione mucho, tenía mucho tiempo que no iba a una feria y ahora estaba ahí frente a mí.

—Andy.
— ¿Y bien?
—Es que—No sabía que decirle solo le di un abrazo, que regalo de cumple años más lindo,
nos la íbamos a pasar muy bien.
Ambos caminamos para llegar a todas las atracciones, montaña rusa, juegos de todo era
increíble estar ahí, para que decir que no si me iba a divertir mucho.

— ¿Te diviertes?—Pregunto el cuándo un señor nos ajustaba el seguro de nuestro lugar, ¡Dios mío! Estaba a punto de salir corriendo de ahí, pronto el juego comenzaría a andar y sabía que me daría vértigo, pero no me interesaba.
Cuando comenzó a andar el carrito en el que estábamos sentados tome la mano de Andy y el me miro sonrió y a mi igual se me dibujo una sonrisa. Entonces poco a poco y lentamente fuimos subiendo hasta la cima, se escuchaban
murmullos y a mí me daba algo que no sabía que era, era un ataque de risa o algo así.
Mire y desde ahí se veía todo el pueblo. Entonces paso bajamos de golpe mi cabello se elevó y todos gritamos, apreté la mano e mi
acompañante y después comenzamos a reír. Me estaba divirtiendo como nunca.

—Adela ya tranquila—Andy me tomo de la cintura y yo lo abrace— ¿De qué tanto te ríes?—Pegue
mi rostro a su pecho intentando dejar que ese ataque de risa pasara pero no pude, tanto que el
igual comenzó a reir conmigo.
—Lo siento es que…—Me separe de él y buscamos un lugar para sentarnos. —Oye ¿Puedes comprarme algo dulce?
—Claro—Me dejo sentada en una banca color verde que estaba enfrente de la montaña rusa y
aún seguía riéndome, me traía vagos recuerdos de mis ocho años la primera vez que subí con
mi padre y a él le había dado un ataque de risa.

—Ya ¿Estas mejor?—Me ofreció el algodón de azúcar color rosa—No había rojo—Entonces
recordé que el motivo de tanta risa era el azúcar.
—Oye no me debes de dar ese tipo de cosas.
— ¿Porque?
—Provoca que me ría como loca.
—Me lo hubieras dicho antes—Destapo una botella de agua de la cual dio varios sorbos y
volvió a mírame aun no dejaba y no podría dejar de reír. Paso una de sus brazos alrededor de mis hombros
— ¿Te quieres ir ya? O ¿Te gustaría un juego extremo más?
—No, sabes que sería lo ideal, algo tranquilo y esperar a que lo del azúcar se me pase.

Nos levantamos y caminamos, la verdad es que no me había dado cuanta que el permaneció
detrás mío agarrándome  pero se lo agradecí porque con mi ataque de risa me
caería, y entonces no fue hasta que reaccione. Aunque me había divertido como nunca, no podía
seguir fingiendo que no me daba cuenta que pasaba. Era el mejor y peor día de mi vida, me
había recordado una parte de mi niñez al llevarme a ese lugar, pero igual me di cuenta que
Andy me gustaba y ya no había vuelta atrás. De camino a casa no hablamos de nada, estaba
un poco nerviosa después de todo Andy si me gustaba y no sabía que tanto podía afectar eso a
mis sentimientos por Tom.

—Estás muy callada, lo del azúcar ya se terminó.
—Eso parece—Conteste sin ánimos, mire por la ventana y Andy se dio cuenta de la indiferencia.
Se estaciono enfrente de mi casa y me miro, sin saber que decir.

—Adela fue un día bonito, bueno contigo todos los días son bonitos.
—Si fue un gran día, muchas gracias Andy. —Los dos salimos del coche y nos miramos de frente.
— ¿Te…?—Se quedó callado y lo mire leyendo sus pensamientos.
—No hace falta que lo preguntes, solo hazlo. — Me miro y yo a él, un par de instantes sin saber
que hacer, sentía que ahora había más frio él se acercó nuevamente se agacho un poco para
besarme en la frente, dudo en hacerlo pero al final lo hizo me dio un beso en la frente y lo mire
con cierto aire de decepción.
¡Si quería que me besara!
Pero no el imbécil va y me regala un día estupendo y al final no me besa.

—Lo siento. —Se disculpó— ¿Lo arruine?—Asentí.

Y él me abrazo con demasiada delicadeza y entonces paso en un minuto esta vez no lo preeví,
levante mi rostro para verlo y en ese momento sus labios estuvieron encima de los míos en un beso
suave y delicado no como los que me daba Tom, era diferente Tom y Andy eran diferentes, como
el frio y el calor, el agua y el fuego.
Todas esas cosas que complementan a alguien para estar completa.


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